En la playa de Isla Negra, en la casa de Neruda y sentada sobre una inmensa roca, liberé mi dolor, mis angustias, mis miedos y decidí transformarlos en ESPERANZA VIVA.....
Llegué a Colombia y abrí mi corazón, mis brazos y las puertas de mi casa, con el deseo de devolver la dignidad a las personas y familias, que enfrentaban al igual que yo, una etapa en nuestras vidas llamada cáncer-
Han pasado 8 años desde el día en que queríamos ser el refugio de quienes se sentían devastados, la mano que sostuviera a quien estaba a punto de caer, los que escucharan cuando nadie más parecía hacerlo, pero sobre todo, queríamos devolverle la dignidad a las personas…….. Una dignidad que se pierde entre trámites administrativos, salas de espera y la constante vulneración de derechos constitucionales, humanos, del niño, de la mujer y del paciente…….derechos que claramente dicen una y otra vez que SI TENEMOS DERECHO A LA SALUD, LA VIDA, LA SEGURIDAD SOCIAL, LA IGUALDAD Y LA DIGNIDAD HUMANA.
Desde ese momento a la fecha, han pasado por nuestra casa, cientos de personas y familias que se han beneficiado de nuestro trabajo en red, nuestra participación ciudadana en políticas de salud, nuestro conocimiento científico, nuestro liderazgo como defensores de derechos, y el apoyo emocional que nace de la experiencia vivida.
Gracias a todos los cómplices que hemos encontrado en nuestro camino, gracias por los abrazos, las lágrimas, las risas, las batallas, los sueños, el conocimiento, el apoyo….. Hoy puedo decir sin temor a equivocarme, que aquí todos los días TRANSFORMAMOS DOLOR EN ESPERANZA.
"Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano."(Martin Luther King)
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