Que diferencia entre aquel primer día y el de hoy, el primero estuvo lleno de miedo, lágrimas de angustia, incertidumbre, en cambio el día de hoy está cargado de resiliencia y las lágrimas son de emoción por el camino recorrido, que les puedo decir es una alegría tranquila….
Ayer entre tantas conversaciones que conforman mi día a día, tuve 3 que quiero compartir, la primera llamada fue en la mañana, era una chica joven que en medio de lágrimas me decía: “No quiero esto!! no es lo que quiero para mí!…” la escuché y entendí lo que sentía…
Me llevó un tiempo llegar aquí , tuve que ayudarme a mí misma para poder ayudar a otros, ahora puedo estar al otro lado del teléfono y mostrar opciones, le dije en otras palabras, que esto es un camino con diferentes vías, pero ella elige, ella es la dueña de su destino, que siempre hay opciones, lo importante es dar un paso a la vez para poder llegar, aunque esto tarde más de lo que queremos o esperamos, fue una larga conversación, pero cuando nos despedimos su voz era otra, yo sentía esperanza en sus palabras….
La segunda llamada fue por la tarde, en el 2006, ella tocó a mi puerta, minutos después sentada en la sala de mi casa, lloraba pensando en sus tres pequeñas hijas, “ellas me necesitan, yo quiero verlas crecer, no me quiero morir”, la mire a los ojos y le dije: “no solo las verás crecer, las verás graduarse del colegio, la universidad, ser profesionales, casarse si así lo deciden y seguramente verás tus nietos nacer….el tiempo me dio la razón ….
Ayer esperábamos con gran ilusión a “Julieta” su primera nieta, una bendición maravillosa que nos habla del futuro…. Esa porción de la línea temporal que todavía no ha sucedido y en la que Ali seguramente verá a Julieta crecer, mientras comparten abrazos, besos y vida…
La noche trajo la última llamada del día, empezamos compartiendo un pupitre cuando éramos niñas y de ahí en adelante hemos querido compartir mil cosas diferentes, lo que nunca nos imaginamos es que también compartiríamos “al cangrejo” pero aquí estamos, somos mujeres de mil batallas, ahora cuando la noche cae tomamos el teléfono y hablamos de los días pasados, de los que vendrán, de lo simple, de lo complicado, de lo que nos gusta y no nos gusta y aunque tenemos un viaje largo pendiente, sabemos que es el aquí y el ahora, un ahora que nos invita a ser resilientes, a vivir y a compartir cada momento.
Tres llamadas, resumidas son tres palabras, esperanza, futuro, resiliencia…. Palabras que me han acompañado todos estos años, por eso esta mañana, cuando abría mis ojos, le dije a DIOS: “Gracias, esto es mucho tiempo, para serte sincera más del que yo pensé vivir después del 17/9/2004 un detallazo de tu parte!!! No pude evitar sonreír….
Me levanté de la cama y abracé a mi madre….
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