TRATAMIENTO DEL MIELOMA MÚLTIPLE
Un análogo de la talidomida para tratar el mieloma múltiple.
La lenalidomida mejora el pronóstico de pacientes con mieloma múltiple
Este tumor es el segundo cáncer hematológico más frecuente .
Dos investigaciones que publica esta semana la revista 'The New England Journal of Medicine' (NEJM) han dado a conocer el primer avance que se produce en cuarenta años para el tratamiento del segundo cáncer de la sangre más frecuente, el mieloma múltiple. El tratamiento, que se toma por vía oral y ya está autorizado en EEUU, es análogo de un viejo y polémico fármaco: la talidomida.
Más de cuatro décadas después de que se conociesen los devastadores defectos congénitos provocados por la talidomida en los años cincuenta, la comunidad científica descubrió que este polémico medicamento podía tener un hueco en la farmacopea moderna. A finales de los años noventa, varias investigaciones descubrieron que era eficaz en el tratamiento de la lepra y en otras patologías dermatológicas, infecciosas y autoinmunes, así como frente a varios tipos de cáncer.
Dentro de este cauto proceso de 'recuperación', la agencia estadounidense del medicamento (FDA) autorizó en el año 2006 el uso de la talidomida para el tratamiento de una enfermedad de la médula ósea, el mieloma múltiple; el segundo cáncer hematológico más frecuente en todo el mundo.
Más de cuatro décadas después de que se conociesen los devastadores defectos congénitos provocados por la talidomida en los años cincuenta, la comunidad científica descubrió que este polémico medicamento podía tener un hueco en la farmacopea moderna. A finales de los años noventa, varias investigaciones descubrieron que era eficaz en el tratamiento de la lepra y en otras patologías dermatológicas, infecciosas y autoinmunes, así como frente a varios tipos de cáncer.
Dentro de este cauto proceso de 'recuperación', la agencia estadounidense del medicamento (FDA) autorizó en el año 2006 el uso de la talidomida para el tratamiento de una enfermedad de la médula ósea, el mieloma múltiple; el segundo cáncer hematológico más frecuente en todo el mundo.
Eso sí, con un férreo sistema de vigilancia para proteger a los fetos de las malformaciones genéticas que ya ocasionó en el pasado.
El uso prolongado de la talidomida para el tratamiento del mieloma, un tumor que se ocasiona por la proliferación descontrolada de las células de la médula ósea, tampoco resultó estar exento de riesgos. La aparición de numerosas toxicidades (desde trombos hasta estreñimiento o neuropatías periféricas) obligó a los científicos a buscar fármacos análogos; es decir, sustancias de la misma familia, tan activas biológicamente como su predecesora pero con un perfil de toxicidad mucho más tolerable para los pacientes.
El uso prolongado de la talidomida para el tratamiento del mieloma, un tumor que se ocasiona por la proliferación descontrolada de las células de la médula ósea, tampoco resultó estar exento de riesgos. La aparición de numerosas toxicidades (desde trombos hasta estreñimiento o neuropatías periféricas) obligó a los científicos a buscar fármacos análogos; es decir, sustancias de la misma familia, tan activas biológicamente como su predecesora pero con un perfil de toxicidad mucho más tolerable para los pacientes.
Un fármaco autorizado en 2006
En esta búsqueda de sustancias similares a la talidomida, la lenalidomida pronto despuntó en los ensayos clínicos como una de las más efectivas y, sobre todo, mucho menos neurotóxica que su predecesora. En 2006, dos ensayos clínicos que esta semana ven la luz en la revista NEJM sirvieron a la FDA para autorizar su uso en combinación con dexametasona (un corticosteroide que potencia su acción) en el tratamiento de pacientes con mieloma que habían recaído o que bien ya no respondían al tratamiento.
Uno de los trabajos se llevó a cabo con 351 pacientes procedentes de 97 centros Australia, Israel y Europa (incluida España), y el otro con 355 voluntarios de EEUU y Canadá; pero ambos arrojan conclusiones idénticas. En los dos casos se recurrió a pacientes que ya habían recibido previamente alguna terapia contra el mieloma y que habían recaído y en ambos se les dividió en dos grupos: la mitad recibió la combinación de lenalidomida y dexametasona y la otra mitad una sustancia inactiva (placebo) combinada con el corticosteroide.
Como si los investigadores a uno y otro lado del Atlántico hubiesen 'calcado' las conclusiones de sus colegas, ambos ensayos en fase III apuntan que el nuevo medicamento mejoró la supervivencia global de los pacientes, triplicó el tiempo que tardó en progresar la enfermedad (un parámetro denominado tiempo a la progresión) e incluso fue capaz de lograr remisiones parciales en alrededor del 60% de los casos.
Como se felicita el doctor Jesús San Miguel, jefe Servicio de Hematología de la Universidad de Salamanca y uno de los participantes en el trabajo europeo, "la historia del mieloma múltiple está en 'reciente constante evolución' y éste prácticamente es el primer avance en los últimos 40 años, en los que el tratamiento estándar se ha basado en una quimioterapia descubierta en 1960, el melfalán". Además, como recuerda este catedrático, el hecho de que esta pastilla ya esté disponible en EEUU permite a los pacientes españoles recibirla en la sanidad pública gracias a una figura administrativa conocida como uso compasivo. "Estos resultados son muy prometedores y la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) no tardará mucho en darle el visto bueno definitivo", augura.
Como destaca en un editorial en la misma revista Alan List, de la Universidad de Florida del Sur (EEUU), la lenalidomida es un ejemplo de cómo este tipo de compuestos con un peligroso historial de efectos adversos puede tener una segunda oportunidad. "Como el ave fénix resurgió de sus cenizas, estos fármacos inmunomodulatorios también tienen un prometedor potencial", apunta. Ya se está estudiando, anuncia el doctor San Miguel, su utilidad como primera opción de tratamiento para estos pacientes.
En esta búsqueda de sustancias similares a la talidomida, la lenalidomida pronto despuntó en los ensayos clínicos como una de las más efectivas y, sobre todo, mucho menos neurotóxica que su predecesora. En 2006, dos ensayos clínicos que esta semana ven la luz en la revista NEJM sirvieron a la FDA para autorizar su uso en combinación con dexametasona (un corticosteroide que potencia su acción) en el tratamiento de pacientes con mieloma que habían recaído o que bien ya no respondían al tratamiento.
Uno de los trabajos se llevó a cabo con 351 pacientes procedentes de 97 centros Australia, Israel y Europa (incluida España), y el otro con 355 voluntarios de EEUU y Canadá; pero ambos arrojan conclusiones idénticas. En los dos casos se recurrió a pacientes que ya habían recibido previamente alguna terapia contra el mieloma y que habían recaído y en ambos se les dividió en dos grupos: la mitad recibió la combinación de lenalidomida y dexametasona y la otra mitad una sustancia inactiva (placebo) combinada con el corticosteroide.
Como si los investigadores a uno y otro lado del Atlántico hubiesen 'calcado' las conclusiones de sus colegas, ambos ensayos en fase III apuntan que el nuevo medicamento mejoró la supervivencia global de los pacientes, triplicó el tiempo que tardó en progresar la enfermedad (un parámetro denominado tiempo a la progresión) e incluso fue capaz de lograr remisiones parciales en alrededor del 60% de los casos.
Como se felicita el doctor Jesús San Miguel, jefe Servicio de Hematología de la Universidad de Salamanca y uno de los participantes en el trabajo europeo, "la historia del mieloma múltiple está en 'reciente constante evolución' y éste prácticamente es el primer avance en los últimos 40 años, en los que el tratamiento estándar se ha basado en una quimioterapia descubierta en 1960, el melfalán". Además, como recuerda este catedrático, el hecho de que esta pastilla ya esté disponible en EEUU permite a los pacientes españoles recibirla en la sanidad pública gracias a una figura administrativa conocida como uso compasivo. "Estos resultados son muy prometedores y la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) no tardará mucho en darle el visto bueno definitivo", augura.
Como destaca en un editorial en la misma revista Alan List, de la Universidad de Florida del Sur (EEUU), la lenalidomida es un ejemplo de cómo este tipo de compuestos con un peligroso historial de efectos adversos puede tener una segunda oportunidad. "Como el ave fénix resurgió de sus cenizas, estos fármacos inmunomodulatorios también tienen un prometedor potencial", apunta. Ya se está estudiando, anuncia el doctor San Miguel, su utilidad como primera opción de tratamiento para estos pacientes.
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