A ti con amor te prestaré por un rato a uno de mis hijas, dijo Dios, Para que la ames mientras viva y la llores cuando parta.
Puede estar seis o siete semanas, o trece años o tres pero, ¿Querrías, hasta que yo la llame, cuidarla por mí?
Quiero que aprendas a vivir con ella, le he buscado unos padres y los he elegido a ustedes.
No les ofrezco que se quedará para siempre, sólo se las presto.
Ella te dará ternura, amor, y alegría entre muchas otras cosas.
El día que la llame no me odiarás porque la regresé a mí.
Su ausencia corporal quedará compensada por el amor y por los muchos y agradables recuerdos que deja en tu corazón.
Ten presente que si algo te entristece, que si el golpe del dolor te hiere algún día, tu pena es mía y así, con todo esto, tu luto será mas llevadero y habrán de decir con gran humildad:
¡¡¡¡¡¡¡ Gracias por la joya prestada , Hágase, señor, tu voluntad!!!!
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