La Procuraduría tomará medidas.
En febrero pasado, Laura Paola Rivera estaba estudiando Derecho en Bogotá cuando sintió una molestia en el cuello. En pocos días el malestar se agravó y empezó a sentir una masa extraña. Dejó todo, regresó a su casa en Bucaramanga y, alarmada, consultó al médico. El diagnóstico la derrumbó: linfoma de Hodgkin con esclerosis nodular, un tipo de cáncer que exige tratamiento urgente para evitar que se expanda. "Uno nunca imagina que con 18 años pueda tener cáncer, uno sufre, y sufre la gente que está con uno porque cuando se habla de cáncer se piensa en la muerte", dice.
Con angustia fue asimilando la devastadora noticia. Se informó lo mejor que pudo y empezó el tratamiento abrigando la esperanza de que su tipo de cáncer registra una de las más altas tasas de supervivencia. Sin embargo, la situación empeoró cuando cumplió el 70 por ciento de las quimioterapias requeridas y se dio cuenta de que nada pasaba. Ni perdía peso ni se le caía el pelo.
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