Los agentes quimioterapéuticos pueden administrarse por vía oral (en forma de pastilla, cápsula o solución bebible), sin embargo el sistema digestivo no siempre los puede absorber, por lo que puede recurrirse también a inyecciones intramusculares o intravenosas. Esta última es la vía más frecuente, los facultativos pueden hacerlo mediante una jeringuilla, en una vena de la mano o el brazo, a través de la cuál los medicamentos se introducen en el organismo del paciente. Otra opción es el catéter, un tubo flexible que se coloca en una vena de mayor tamaño, donde se mantiene durante el tiempo que dura el tratamiento. En ocasiones, el catéter se adhiere a un dispositivo, un pequeño disco de plástico o de metal que se coloca bajo la piel y que evita pinchazos innecesarios. Para controlar el ritmo de entrada del medicamento en el organismo puede utilizarse además una bomba de infusión, que dispone de un área de almacenamiento para los fármacos. Cuando el fármaco se administra intramuscularmente, los efectos de la quimioterapia suelen durar más debido a que la absorción por los tejidos musculares es algo más lenta. Finalmente, en algunos casos, cuando la enfermedad se ha propagado a la médula espinal o al cerebro, los medicamentos tienen que administrarse directamente en el fluido espinal para lo que hay que recurrir al método intratecal, que consiste en introducir la quimioterapia directamente en el espacio intraespinal. No son las únicas vías, también se puede emplear una crema o loción directamente sobre la piel, intra-arterial, directamente en el interior del tumor... La dosis y el tipo de fármaco varía según los tipos de cáncer y según la repuesta o situación general del paciente y pueden administrarse diariamente o incluso cada semana o cada mes. Generalmente, se administra mediante ciclos que alternan los fármacos con períodos de descanso que permiten al organismo volver a fabricar células sanas y recuperarse del efecto de la medicación. Los ciclos son fundamentales para el correcto funcionamiento de la 'quimio', por ello es importante respetar bien los horarios y el ritmo, siguiendo las indicaciones de los médicos. Aunque el tiempo que transcurre entre cada ciclo depende de la naturaleza del fármaco, lo más habitual es que sea entre tres o cuatro semanas. Algunas personas pueden tomar los fármacos en su propia casa, aunque otras siguen los tratamientos en el consultorio médico o bien en el hospital de día, unas camas que el paciente ocupa sólo por la mañana mientras recibe el tratamiento para irse a su casa hasta la próxima sesión. Tampoco es extraño que los primeros días sea necesario permanecer ingresado para que los médicos observen los efectos de la terapia y puedan ajustar la dosis para cada paciente. Es posible que otros fármacos interactúen con la quimioterapia, por lo que es importante preguntar al médico antes de automedicarse o tomar cualquier píldora. Laxantes, analgésicos, sobres para el resfriado, vitaminas, suplementos de hierbas... consultar antes de seguir tomando cualquiera de estos remedios es fundamental. |
ME DIAGNOSTICARON LEUCEMIA , TENGO MIEDO A LA QUIMIOTERAPIA , NO LE HE CONTADO A MI FAMILIA , VIVO CON MI MADRE Y MIS HERMANOS Y NO SE COMO ENFRENTARLO .......LEER SU BLOG ME AYUDA A ENTENDER ALGUNAS COSAS , QUISIERA SABER DE OTRAS EXPERIENCIAS PERSONALES , AYUDENME POR FAVOR A ENFRENTARME A ESTE MOUNSTRO ...
ResponderBorrarNo te preocupes...por eso pasamos todos cuando nos diagnostica esta enfermedad...pero finalmente no es tan grave, ni como uno se lo imagina, la ciencia ha avanzado mucho. Yo llevo 8 meses en que me la diagnosticaron...no he estado hospitalizada ni una vez...el tratamiento solo ha consistido en tomar una pastilla, después del almuerzo y ya...tomar examentes de sangre para ver como voy y nada mas...y me siento super bien...Asì que adelante!!! no es tan malo y se puede ser muy feliz...creeme lo estoy viviendo!!!
ResponderBorrarAli